Aún durante la madrugada del día primero de enero del presente año, y mientras esperábamos reiniciar la perforación de un pozo petrolero, sostuve otra conversación con mi compañero de trabajo Jayden, quien ya me había relatado interesantes historias sobre sus experiencias laborales en Rusia o su admiración por los sistemas sociales de los países Nórdicos; por supuesto, al ser yo venezolano, siempre ha salido a la palestra el inevitable tema político y económico de Venezuela. He escuchado su perspectiva general de mi país y aprovechado para compartir mi visión del mismo, visión que manifiesto como una esperanza de verdadera transformación social y cultural. No obstante; esta oportunidad, en vez de tocar temas políticos o sociales de nuestros respectivos países; me comentó sobre la publicación de un artículo, escrito por un colombiano, que narraba la interpretación de las profecías Mayas desde una perspectiva menos apocalíptica pero igual de influyente sobre el mundo tal y como lo conocemos en la actualidad.
Luego de escuchar su relato, y al disponer del tiempo necesario, acudí a Internet para descargar el texto y conocer más a fondo las implicaciones de los cambios que, según la extinta civilización, experimentaría la humanidad durante el 2012. El artículo, escrito por el colombiano Fernando Malkún, presenta una breve introducción en la cual se describe como una antigua civilización logró predecir pulsos de energía en el centro de la Vía Láctea que se dan cada 13000 y 26000 años; energía que se propaga como rayos X, gamma y ultravioleta haciendo que los soles de la galaxia incrementen temporalmente su irradiación hacia los planetas que los orbitan.
Los Mayas, descendientes de los Olmecas, haciendo uso de herramientas carentes del nivel tecnológico de la actualidad, lograron registrar con suma exactitud el desplazamiento de las constelaciones de estrellas, tomando sólo el equinoccio de primavera como referencia temporal y el horizonte al este, como referencia espacial. Al comparar esas mediciones con las realizadas con instrumentos del presente; se comprueba que una constelación tarda aproximadamente un periodo de 26000 años en dar un giro de 360 grados para regresar al mismo punto sobre el horizonte terrestre; se reconoce este periodo como: Precesión de los equinoccios (Aclaro que equinoccio es el momento del año en el cual los días tienen una duración igual a las noches en todos los lugares de la tierra).
El pulso de energía profetizado por Los Mayas, tendría dos intensidades, una fuerte cada 26000 años y una más suave en el punto medio de ese intervalo, es decir, cada 13000 años. El último evento que se dio en La Tierra relacionado con el pulso energético fuerte habría traído como consecuencia el derretimiento del manto de hielo que la cubría, desapareciendo la Atlántida producto de la elevación del nivel de los océanos. Ahora bien, si ya ocurrió el pulso fuerte, cuándo y cómo ocurriría el pulso débil, aunque no menos influyente.
Malkún, plantea que ya está ocurriendo y que Los Mayas lo habrían relacionado con lo que llamaron el final de “La Cuenta Larga”, proveniente de sus antepasados. Los sacerdotes del sol, relacionaron “La Cuenta Larga” con el movimiento de otros cuerpos celestes como Venus, que realiza dos tránsitos frente al sol (Uno cada 100 años y lo repite a los 8 años); ellos determinaron que uno de los tránsitos de Venus ocurriría cuando el sistema solar se encontrara en el punto medio del “Gran Ciclo Cósmico” (A los 13000 años posteriores al pulso fuerte), momento en el cual la humanidad estaría experimentando un cambio rápido e intenso al que llamaron “El tiempo del No-Tiempo”.
El 8 de junio de 2004 sucedió el primer tránsito de Venus frente al sol y el 6 de junio de 2012 sucederá el segundo ciclo que indicaría el final de “La Cuenta Larga”. Los Mayas habrían profetizado que un proceso evolutivo de la humanidad tendría lugar de forma rápida e intensa al llegar la mitad del “Gran Ciclo Cósmico”. Este proceso evolutivo se produciría 20 años antes de finalizar “La Cuenta Larga” y 20 años posteriores a alcanzarla, es decir, desde 1992 hasta el 2032, conformando un periodo de 40 años del “Tiempo del No Tiempo”.
“El Tiempo del No Tiempo” representaría la era en la que el hombre toma consciencia de su responsabilidad en la creación de su realidad personal y colectiva; un momento en el cual estaría completamente consciente del poder de su mente y de sus pensamientos en la creación; un momento en el cual la frecuencia del cerebro de los seres humanos podría estar completamente sincronizada con la frecuencia del planeta (Ondas Alpha de 13 oscilaciones por segundo) sin la necesidad de experimentar profundos estados de concentración y meditación; simplemente, el hombre sería capaz de conectarse con La Tierra y resto del universo volcándose a su interior.
La toma de conciencia del poder de la mente, sería un acontecimiento tan poderoso como un evento de destino, es decir, cambiaría a la humanidad tanto como los eventos apocalípticos que se le atribuyen a Los Mayas, por ejemplo, la aparición del cometa “Eko Kan”, conocido en la Biblia como Ajenjo, que podría ser catalizador de grandes cambios de conciencia si por su tamaño y dirección amenazara con impactar el planeta. Sin embargo, si el hombre lograse evolucionar la conciencia hasta el punto de hacerse responsable en la creación de las realidades personales y colectivas, sería inevitable el nacimiento de un nuevo orden mundial y una transformaciónde la civilización tal y como la conocemos hasta ahora.
Sólo se tendría que examinar un poco la historia desde los inicios de la década de los 90 para comprobar que se han venido gestando cambios en las sociedades; la acelerada evolución tecnológica ha permitido al hombre enriquecerse en conocimientos al acceder fácilmente a la información. Las comunicaciones globales le permiten conocer las realidades de personas a grandes distancias. Las crisis económicas, políticas y sociales mundiales han catalizado cambios impresionantes. Pero, en este momento del "Tiempo del No Tiempo" tanto el planeta como el universo, le estarían dando la oportunidad al hombre de sincronizarse para evolucionar su conciencia.
Una vez que terminé de leer el artículo de Malkún, que es mucho más extenso que este breve relato y en donde se dan a conocer temas científicos de sumo interés, volví a la oficina de Jayden y le pregunté ¿Crees que esos cambios se darán en la actualidad? Y su respuesta fue suficiente para mí: Ojalá, es lo que todos nos merecemos y hemos estado esperando.
